Aunque esté lejos la guerra.

| Luis Solana

La verdad (un poco triste) es que los españoles nos hemos sentido siempre alejados de la guerra entre Rusia y Ucrania. Muy pocos españoles han buscado imágenes de dónde está Ucrania. Y muchos menos se han interesado por conocer y entender de dónde proceden las tensiones que vivimos ahora. Hay que mirar mapas de un centenar de años atrás.

Los programas de TV nos han enseñado los mapas actuales de ese conflicto y empezamos a conocer ciudades de dificilísima pronunciación. También nos llegan imágenes de destrucciones y armas y tanques de todos los tipos más llamativos. La única consecuencia (magnífica) de los españoles: solidaridad con las familias que viven el horror.

Estoy seguro de que, detrás de los países fronterizos con el conflicto, es España de los países más generosos en ofertar escuelas y residencias a los miles de afectados ucranianos.

Pero España nunca ha sentido que la guerra en Ucrania tuviera nada que ver con ella; con nosotros. Imposible sentir que la pertenencia a la OTAN nos obliga a solidarizarnos con riesgos con la frontera este de Europa. Nada: eso cae lejísimos. Es cierto que el Gobierno español, muy discretamente, aporta algunas armas y otros medios militares; pero,insisto, muy discretamente, sin publicidad y sin producir ninguna inquietud a los españoles (miembros de la OTAN).

En mi opinión, al Gobierno de España le cuesta mucho explicar lo que ocurre o lo que decide; es un maestro un poco torpe. Relata los hechos o los datos y supone que todos nosotros sabremos de sus orígenes y razones. Y todo lo expone con enorme seguridad y confianza en sí mismo, pero parece que no entiende que los ciudadanos necesitan algo de explicación para entender algunas de sus decisiones.

¿Sería posible que algún rsponsable de Presidencia del Gobierno se dieran cuenta de que no explican las decisiones de nuestro Gobierno de forma adecuada? Ahora vivimos el conflicto Ruso-Ucraniano y cada español se tiene que enterar por su cuenta de los orígenes de este choque internacional cargado de muerte y exilio. Es que, además de que a nuestro Gobierno le cuesta explicar sus decisiones, ahora se encuentra con un conflicto que tiene que ver con la OTAN (de la que formamos parte). Una OTAN que hay españoles que no la aceptan, otros que no saben nada sobre en qué consiste y muy pocos que entienden a qué nos obliga ante un conflicto de un país miembro de la Alianza. Ya, ya sé que hoy no hay ningún país en conflicto que cumpla esas condiciones, pero vayamos haciendo todo lo posible para que a nadie se le ocurra cruzar las fronteras de nuestra Alianza. No se explica bien por qué hay que apoyar a Ucrania.

Y aparece el neutralismo como religión de muchos colectivos que no ven las guerras más que como luchas fratricidas. Porque no han vivido otras, seguramente.

Ahora parece ser que ¡en Madrid (España)! se puede ampliar la Alianza, dentro de unas semanas, a dos países fronterizos con el peligro ruso: Finlandia y Suecia. La muralla que se va a construir entre España y el posible agresor ruso, va a ser de tal magnitud que muchos españoles van a pensar que una guerra en el Este, va a ser (si tiene lugar) tan lejana que podemos dormir tranquilos, pagar algunos impuestos más y a mirar los telediarios.

Un posible escenario bélico se va a alejar (de hecho) de nuestras fronteras. Gran fortuna. Pero que en Moncloa le den alguna pensada a cómo explican en qué consiste la Alianza Atlántica y qué derechos y deberes entraña. Y repetir todos los días que somos parte de esa Alianza.

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