Ceuta, Melilla, Gibraltar: nunca cambiarán de soberanía.
Cuanto más pobre es un país fronterizo con un pequeño territorio que es soberanía de otro, más duras son las acciones para ocupar ese territorio. Yo no me puedo olvidar de los esfuerzos del régimen de Franco para conseguir que Gibraltar fuera español. Los que me lean con alguna edad lo recordarán. Los jóvenes que se encuentren con este blog me demandarán explicaciones para algo muy difícil de entender, aquí y ahora.
Hay que remontarse a la Historia, cuando los aventureros-viajeros necesitaban pequeños puertos para aprovisionar con seguridad sus naves. Los portugueses fueron maestros en esta estrategia. Alguna potencia mundial precisaba de puertos seguros para sus flotas civiles y militares, y buscaron puertos adecuados. Gran Bretaña, por ejemplo, necesitaba con urgencia una base para entrar en el Mediterráneo. Lo intentó con Menorca y con Gibraltar. Con Gibraltar pudo, con Menorca no: era conquistar tierra extranjera, no un simple puerto. Y así ha sido casi siempre.
España dominó el norte de Marruecos mucho tiempo y de distintas formas. Pero cuando alcanza su independencia, nada queda del territorio español salvo dos fortalezas portuarias: Ceuta y Melilla.
Marruecos reclama y reclamará siempre su soberanía sobre estas dos plazas, pero salvo una crisis bélica internacional, no veo ninguna posibilidad de que dejen de ser territorio español.
Y hay que convivir con inteligencia para que, con el paso de muchos años, las fronteras diluyan las diferencias y desigualdades y la sensación de frontera se vaya borrando. Pero insisto: salvo catástrofe militar internacional, las fronteras con esos pequeños territorios seguirán existiendo para siempre. Sabiendo lo que significan siempre en la vida de los seres humanos.
Recordemos Gibraltar. Ni siquiera durante la II Guerra Mundial se planteó más allá de un cerco de casamatas y cañones españoles, pero ni un intento serio de ocupación. No entro en ética ni estética de España en aquellos momentos. pero, entonces o nunca.
Ahora Gibraltar es un territorio británico con estupendas relaciones humanas con su entorno (y con algunas tentaciones para saltar aduanas). Pero jamás se dejará de hablar de soberanía española y de negativa británica. Si las economías española y británica cada día son menos dispares, el problema de Gibraltar pasará más y más a segundo plano. Pero siempre existirá.
Ahora, Ceuta y Melilla, son dos ciudades con una renta muy superior a su entorno y a los marroquíes les gusta vivir en esos pequeños territorios y a Marruecos le gustaría ocuparlos ya mismo. Pero no puede utilizar la violencia y utiliza y utilizará todo tipo de métodos para presionar a España y a las dos ciudades para que cambien de nacionalidad. Es un trabajo que tiene que hacer (como España reclamar Gibraltar), pero es igual de inútil tanto en un caso como en el otro.
La pequeña diferencia que puede existir por un tiempo, es que Inglaterra sabe de cómo manejar su Peñón y España está empezando a entender lo complejo de las políticas en y con Ceuta y Melilla.
Resumen para ahora: imposible cambiar fronteras, importante dejarlas muy claras y reforzarlas cuando preciso.
¿Qué es lo que no entró en la ética ni en la estética del Régimen de Franco en aquellos momentos? No se concibe que el fascismo tuviera alguna barrera ética, ni tampoco estética, puesto que la estética y la ética de ese tipo de sistemas es meramente superficial. Lo que no podía hacer el franquismo era enfrentarse militarmente al Reino Unido, ni dejar que la guerra comenzara en su propio territorio peninsular. Optó por esperar a que un Régimen amigo, el de Hitler, les derrotara. O sea, ni ética, ni estética, ni lo más mínimo que se le supone a los militares. Y tampoco entonces o nunca porque con la misma lógica con la que el Reino Unido ha devuelto a otras potencias ese tipo de enclaves podía haber sucedido lo mismo con Gibraltar. Otras deben de ser las causas. Por ejemplo, para algunos países de la UE, España no es una democracia completamente homologable a las de su entorno, la cual es una excusa muy legítima. O la importancia para el Reino Unido de tener presencia militar permanente en Oriente Medio, cuestión que, con el fin del petróleo, debería caducar en muy pocas décadas. Es imposible saberlo informándose con los periódicos, pero hay ahí varios motivos por los que lo afirmado en el artículo no parece que sea cierto.