¿Para qué queremos más armas?

| Luis Solana

Resulta que Europa, la UE, reclama a todos sus asociados aumentar los presupuestos de Defensa. Se da el caso de que el presupuesto de Defensa de España es el más bajo de la Unión Europea, descontando Luxemburgo.  Total, que todo apunta a que, cualquier próximo debate presupuestario, incluirá un cierto porcentaje de aumento en nuestros gastos de Defensa. ¿Y a usted qué le parece?

Ciertamente que vemos en TV imágenes bélicas diariamente. Felizmente, de vez en vez, intercalan un mapa del país en guerra y nos informa de que se trata de Ucrania. Y de que su agresor es Rusia, que está totalmente junto. ¿A qué distancia de su casa de usted ocurren esos dramáticos sucesos? No lo acertaríamos ni por casualidad, pero tenemos la certeza absoluta de que están lejos, allá al final de Europa. Y sería y es una respuesta muy correcta.

Hace poco hemos tenido una forma de descubrir lo que nos separa de esa guerra: unos coches con refugiados, de esa guerra, han necesitado tres días para llegar a Madrid. ¡Tres días!

Hará como unos dos siglos que España no tiene un conflicto bélico con un país extranjero. Guerras interiores, sí: entre los mismos españoles; pero guerras internacionales con gentes extranjeras, ni una. El mundo -y Europa especialmente- se han desangrado en dos guerras mundiales. Bueno, quitando a España, que las veía en los periódicos.

¿Y ahora nos van a pedir que gastemos más en armamento para nuestra Defensa? Pero ¿DE QUIEN NOS DEFENDEMOS?

Vengo insistiendo hace tiempo en el hecho de que nadie explica a los españoles para qué queremos las Fuerzas Armadas. Y eso es un serio inconveniente para aplaudir unos mayores gastos en Defensa. Incluso, para complicar más el poder entender el porqué de ciertos gastos, un día vemos a cientos de soldados convertidos en eficaces trabajadores contra desastres naturales o contra otro tipo de catástrofe y todos los españoles nos felicitamos de la incomparable eficacia de las Fuerzas Armadas. Hace ya unos años que, en los desfiles anuales, la representación militar más aplaudida es  la Unidad Militar de Emergencias.

Pues ahí está la sencilla respuesta de muchos ciudadanos españoles: las Fuerzas Armadas nos defienden de cualquier catástrofe natural que nos pueda afectar. Fácil de entender y de justificar.

Pero ¿y esas fuerzas acorazadas en la zona de El Goloso (Madrid)? ¿Para qué las queremos?

Y aquí el más riguroso silencio desde la Transición, la Constitución y el paso de Ministros y Portavoces de variados partidos políticos de variados colores ideológicos. Nadie ha explicado ni explica de quién nos defendemos y por qué. Los ministros de Defensa y las ministras de Defensa aprenden muy pronto a arengar a unos uniformados, pero no hay manera de que se dediquen a comentar constantemente en centros civiles el para qué tenemos Fuerzas Armadas.

Llegan los Presupuestos Generales y se aprueban con muy escaso debate las cifras de Defensa. Pero las cifras «prudentes» y «discretas». Ni por asomo una demostración de la relación Recursos/Utilidad. Unos euros en Obras Públicas se encajan rápido con el coste de una carretera y para qué va a servir, pero unos millones en Defensa mejor no dar detalles.

Ya no hay mucho tiempo para confusiones: todo el Ministerio de Defensa (con uniforme o sin él) tiene que empezar a planificar unos debates periódicos en centros civiles de todo tipo para explicar de quién nos queremos defender con esas armas cuyo coste y utilidad se detallan en los Presupuestos y en su explicación pública.

 

 

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